El príncipe.
Se llama Azir y tiene una historia cortita: él era príncipe, o por lo menos eso parecía ser, de un reino que ya no existía. La corona no es una corona, sino parte de su cuerpo. Es difícil de explicar. La cosa es que todos en su reino habían emigrado y él decidió ir hacia donde se fueron todos. Y entonces los Dioses pensaron que ya que había perdido su reino y no iba a ser útil allí, podrían crear una mujer de la cual él se enamorase, para que pudiera entender sobre algunas cosas invisibles y tal vez seguir gobernando en este nuevo mundo a donde todos habían llegado, esta vez con mayor visión. También había otro grupo de dioses que pensaba que no sería bueno para nadie que él se enamorase porque esto implicaba que perdería su corona y su capacidad de pensar aisladamente. Al final, la discusión la ganaron los dioses que no querían crear una mujer de la cual Azir se enamorase.
(luego se llenó de tatuajes y las mariposas lo seguían...)